Bali es una isla con un montón de rincones diferentes. Desde el mas turístico, con tiendas, bares y restaurantes a mogollón, marcha nocturna, etc., hasta los más recónditos y relajados. A mí me gustaría vivir en alguno de estos últimos, pero como tenemos por norma recibir a nuestros clientes en el aeropuerto para darles la bienvenida, llevarles a su destino e informarles en persona de muchos detalles importantes para que disfruten de su viaje al máximo, tenemos que vivir cerca del aeropuerto.
Entre las opciones que teníamos, elegimos Canggu, porque aún conserva cantidad de tradiciones, maravillosos y verdes arrozales, palmerales, bananeros, preciosos templos y por supuesto, aunque no sea la más bonita, una larga playa. Vivimos en una villa pequeña entre arrozales, en la zona de Babakan, principalmente cristiana, a 10 minutos en moto de la playa de Echo Beach, donde se te pasa el tiempo volando observando a los surferos o a los que dan paseos a caballo, tomando un watermelon juice bien frío y recién hecho, acomodados en una hamaca o un puff gigante.
Pero entre otras opciones diferentes de Bali, y que nos encanta, se encuentra Ubud, la capital cultural de Bali.
Ubud, está en el interior de la isla, está rodeado de bosques y arrozales, incluso tienen el Monkey Forest, el bosque más importante de monos en libertad de la isla.
Entre las opciones que teníamos, elegimos Canggu, porque aún conserva cantidad de tradiciones, maravillosos y verdes arrozales, palmerales, bananeros, preciosos templos y por supuesto, aunque no sea la más bonita, una larga playa. Vivimos en una villa pequeña entre arrozales, en la zona de Babakan, principalmente cristiana, a 10 minutos en moto de la playa de Echo Beach, donde se te pasa el tiempo volando observando a los surferos o a los que dan paseos a caballo, tomando un watermelon juice bien frío y recién hecho, acomodados en una hamaca o un puff gigante.
Pero entre otras opciones diferentes de Bali, y que nos encanta, se encuentra Ubud, la capital cultural de Bali.
Ubud, está en el interior de la isla, está rodeado de bosques y arrozales, incluso tienen el Monkey Forest, el bosque más importante de monos en libertad de la isla.
Nere y Cristina dandoles de comer a los monitos... queeee monas ellas!
Ubud está lleno de galerías de arte tanto locales como extranjeras, incluso en su enorme mercado, donde venden toda clase de artículos artesanos, telas, ropa, chanclas, zapatos, sarong... más comidas, frutas, especias, etc., encuentras puestos de artistas balineses que venden sus cuadros. Nuestros favoritos, cómo no!, son los que plasman preciosos arrozales y sus trabajadores con sus sombreros cónicos, y todos los que tengan que ver con cualquiera de sus tradiciones.
Bueno, el caso es que Manolo y yo nos escapamos otro fin de semana para callejear y conocer un poco mas esta ciudad.
Como siempre, nos informamos un poco de hoteles que estuvieran céntricos, nos habíamos decidido por uno con muy buena pinta, pero... ojo a los viajeros!!! Las ciudades de Bali, no tienen un centro por así decirlo. Se extienden a lo largo de caminos y carreteras, así que te puedes encontrar con que el hotel elegido, aunque sea precioso, está muy lejos del centro, y seguramente por unos caminos impracticables! Por eso, nosotros supervisamos los hoteles conforme a las peticiones de los clientes, y advertimos de su situación, limpieza, baños, etc. ya que te puedes encontrar con sorpresas desagradables. Este es el principal objetivo de nuestro trabajo!!!
Deciros que el hotel que nos había gustado, ni siquiera llegamos a verlo al tener que llegar a el por un camino larguísimo con no más de un metro de anchura.. .Imaginaros, volver por la noche sin iluminación. Metidos en la zanja seguroooo!!! Así que dimos la vuelta como pudimos y fuimos a la calle principal buscando paz y seguridad para ir y venir a nuestro antojo. Como siempre buscamos hoteles indonesios que para nuestro gusto tienen mucho encanto, y dimos con uno en primera línea de la calle principal, pero que al introducirnos, descubrimos un oasis, lleno de vegetación, piscina, y un enoooooooorme y preciosísimo lago de nenúfares. Por supuesto nos quedamos, nuestra habitación daba precisamente a esta zona, y además tuvimos la suerte de que esa noche había una actuación de música y danza balinesas que guardaba todas las tradiciones de este precioso arte que los balineses interpretan a la perfección!
Fue espectacular, de verdad, la música con todos los instrumentos ancestrales. El Gamelán (orquesta) se compone de variados instrumentos, muchos de percusión aunque también incorporan flautas. Así tenemos el Anklung que consiste en tubos de bambú, fijados y tallados para producir diferentes sonidos, el Kulintang que son gongs que parecen cazuelitas, el Kendang tambor de dos lados, la Gangsa parecida al xilófono que se toca con una especie de martillo pequeño y el Kecer que son parecidos a los platillos.
La danza balinesa aunque es muy extraña, me entusasma!!! La danza Barong, típica en Ubud representa las fuerzas contradictorias. Deben existir ambas y lo importante es que exista el equilibrio entre ambas.
Esto es muy típico de Bali, todo está representado con el equilibrio entre el bien y el mal.
La danza Kecak (léase kechák), es la más conocida y consiste en un coro de más de 100 hombres que no paran de cantar chak-a-chak en diferentes intensidades y melodías. Es una historia que cuenta como el príncipe Rama ayudado por Hanoman, un mono blanco, rescata a su amada esposa Sita, raptada por el Rey Rahwana.
Como siempre, nos informamos un poco de hoteles que estuvieran céntricos, nos habíamos decidido por uno con muy buena pinta, pero... ojo a los viajeros!!! Las ciudades de Bali, no tienen un centro por así decirlo. Se extienden a lo largo de caminos y carreteras, así que te puedes encontrar con que el hotel elegido, aunque sea precioso, está muy lejos del centro, y seguramente por unos caminos impracticables! Por eso, nosotros supervisamos los hoteles conforme a las peticiones de los clientes, y advertimos de su situación, limpieza, baños, etc. ya que te puedes encontrar con sorpresas desagradables. Este es el principal objetivo de nuestro trabajo!!!
Deciros que el hotel que nos había gustado, ni siquiera llegamos a verlo al tener que llegar a el por un camino larguísimo con no más de un metro de anchura.. .Imaginaros, volver por la noche sin iluminación. Metidos en la zanja seguroooo!!! Así que dimos la vuelta como pudimos y fuimos a la calle principal buscando paz y seguridad para ir y venir a nuestro antojo. Como siempre buscamos hoteles indonesios que para nuestro gusto tienen mucho encanto, y dimos con uno en primera línea de la calle principal, pero que al introducirnos, descubrimos un oasis, lleno de vegetación, piscina, y un enoooooooorme y preciosísimo lago de nenúfares. Por supuesto nos quedamos, nuestra habitación daba precisamente a esta zona, y además tuvimos la suerte de que esa noche había una actuación de música y danza balinesas que guardaba todas las tradiciones de este precioso arte que los balineses interpretan a la perfección!
Fue espectacular, de verdad, la música con todos los instrumentos ancestrales. El Gamelán (orquesta) se compone de variados instrumentos, muchos de percusión aunque también incorporan flautas. Así tenemos el Anklung que consiste en tubos de bambú, fijados y tallados para producir diferentes sonidos, el Kulintang que son gongs que parecen cazuelitas, el Kendang tambor de dos lados, la Gangsa parecida al xilófono que se toca con una especie de martillo pequeño y el Kecer que son parecidos a los platillos.
La danza balinesa aunque es muy extraña, me entusasma!!! La danza Barong, típica en Ubud representa las fuerzas contradictorias. Deben existir ambas y lo importante es que exista el equilibrio entre ambas.
Esto es muy típico de Bali, todo está representado con el equilibrio entre el bien y el mal.
La danza Kecak (léase kechák), es la más conocida y consiste en un coro de más de 100 hombres que no paran de cantar chak-a-chak en diferentes intensidades y melodías. Es una historia que cuenta como el príncipe Rama ayudado por Hanoman, un mono blanco, rescata a su amada esposa Sita, raptada por el Rey Rahwana.
Las danzas de mujeres son delicadísimas, sus movimientos son muy suaves, aunque no deja de sorprenderte el continuo movimiento de los ojos, de los dedos y manos y de los pies en la clásica postura balinesa. La danza Legong representa a ninfas divinas, la quintaesencia de la femineidad. Las bailarinas se miran continuamente dando vueltas a sus abanicos. Es muy elegante, desplazan los pies acompañado de suaves movimientos de caderas. Por cierto, los vestidos de estas danzas son espectaculares!!! Y los abanicos balineses, preciosos.
Buenooooooooo... después de esa lección de cultura balinesa, os cuento que lo pasamos pipa. Cogimos la moto y fuimos a tomar unas cervecillas a un bar roquero, donde actuaba un impresionante grupo que versionaba magníficamente canciones tan legendarias como Hey Joe de Jimmy Hendrix o Free Bird de Lynyrd Skynyrd!!!!! Increíble. Callejeamos un poco y cenamos en un warung en la primera planta de un destartalado edificio, pese a mi reticencia a entrar y subir las escaleras bastante cochinotas. En contraste, el warung estaba limpio, y cenamos maravillosamente asomados a la calle. Después buscamos un local muy chulo que conocíamos de nuestro viaje anterior, pero buscando buscando, dimos con un sitio muy divertido, y no se me ocurrió otra cosa que tomarme unas cuantas margaritas... es que entraban solaaaaaaas, os lo juro!!!
Y claro, como no estoy acostumbrada a beber más que bintang, el pedo fue morrocotudo! Manolo me llevó al hotel soportando estoicamente mis canciones tipo Pantuflo Zapatilla en su versión costas las de levante, playas las de Lloret... jjjajajaaaaaa, os acordais???
La verdad es que nos reímos un montón y lo pasamos genial!!!
Lo malo fue al día siguiente, vuelta a Canggu, hora y media en moto, que se convirtieron en tres porque nos perdimos por las sinuosas carreteras de Bali. Me quería moriiiirrrr con ese resacón y un calor de justicia. Cuando estaba a punto de tirarme de la moto, Manolo paró en una cafetería y con un café bien cargado y un bollo exquisito, se empezaron a disipar mis males... que odiseaaaaaaa.. jajjjjajaaaaaaaa!!!
Buenooooooooo... después de esa lección de cultura balinesa, os cuento que lo pasamos pipa. Cogimos la moto y fuimos a tomar unas cervecillas a un bar roquero, donde actuaba un impresionante grupo que versionaba magníficamente canciones tan legendarias como Hey Joe de Jimmy Hendrix o Free Bird de Lynyrd Skynyrd!!!!! Increíble. Callejeamos un poco y cenamos en un warung en la primera planta de un destartalado edificio, pese a mi reticencia a entrar y subir las escaleras bastante cochinotas. En contraste, el warung estaba limpio, y cenamos maravillosamente asomados a la calle. Después buscamos un local muy chulo que conocíamos de nuestro viaje anterior, pero buscando buscando, dimos con un sitio muy divertido, y no se me ocurrió otra cosa que tomarme unas cuantas margaritas... es que entraban solaaaaaaas, os lo juro!!!
Y claro, como no estoy acostumbrada a beber más que bintang, el pedo fue morrocotudo! Manolo me llevó al hotel soportando estoicamente mis canciones tipo Pantuflo Zapatilla en su versión costas las de levante, playas las de Lloret... jjjajajaaaaaa, os acordais???
La verdad es que nos reímos un montón y lo pasamos genial!!!
Lo malo fue al día siguiente, vuelta a Canggu, hora y media en moto, que se convirtieron en tres porque nos perdimos por las sinuosas carreteras de Bali. Me quería moriiiirrrr con ese resacón y un calor de justicia. Cuando estaba a punto de tirarme de la moto, Manolo paró en una cafetería y con un café bien cargado y un bollo exquisito, se empezaron a disipar mis males... que odiseaaaaaaa.. jajjjjajaaaaaaaa!!!